Hace unos días, la policía municipal, esa que depende del Ayuntamiento de Barcelona, que se supone que es de izquierdas y está comprometido con los desfavorecidos, cargó violentamente con un grupo de jóvenes (y no tan jóvenes) que pretendían hacer una acampada pacífica para pedir que el Gobierno destine el 0,7% del P.I.B. a ayudar a los países del Tercer Mundo, como muestra de solidaridad.
Cualquiera pensaría que un consistorio formado por partidos de izquierdas debería al menos haber permitido la acampada (aunque luego no les hagan el menor caso, como de costumbre); lo sorprendente fué que la policía local se emplease con una fuerza desproporcionada para expulsar a los pacíficos manifestantes.
Una fuerza que no se utiliza cuando a quien tienen enfrente son elementos armados y peligrosos como las bandas juveniles formadas por inmigrantes latinoamericanos, que campan a sus anchas en ciertos distritos sin que la inútil policía municipal mueva un dedo.
Y no lo digo yo sola; El Periódico de Cataluña pubicaba hoy mismo esta viñeta:

Pero claro, son políticos incapaces quienes están a cargo de ello, así que no se puede esperar que lo hagan bien.